IGNACIO MORENO (IHÄ) : "SÉ QUE SEGUIRÉ HACIENDO MÚSICA SIEMPRE. ESA CERTEZA ME EMOCIONA PROFUNDAMENTE"




Las necesidades de desarrollar un lenguaje propio pueden ser múltiples, quizás en el caso de este proyecto, que abraza la década, se revela una necesidad biográfica, donde estados de ánimo, reflexiones y procesos personales se van transcribiendo en sonidos, atmósferas, paisajes sonoros. Música que relata el pasar de una existencia. Entablamos un diálogo epistolar con Ihä, hablamos de cosas vanas, profundas, de expectativas y de lo inútil que estas son ante una urgencia más grande y noble: la de crear.

¿Nos podrías contar cuál es el origen y significado de Ihä y por qué lo escogiste para nombrar a tu   proyecto?

La palabra Ihä no significa nada. Simplemente es un acrónimo del seudónimo que usé en mis primeros lanzamientos. La verdad, lo elegí sin darle muchas vueltas al asunto, en la premura irrefrenable que querer publicar cuanto antes el material que tenía grabado. Inicialmente ni siquiera sabía cómo pronunciarlo. Creo que terminó gustándome la idea de un seudónimo impronunciable, conciso, en minúsculas, al borde de la disolución. De cierta forma –y esto sólo lo pienso en retrospectiva; no fue una decisión a consciencia–, es un reflejo del susurro borroso que conforma mi música (o que pretendo que sea).

Algunas de tus composiciones nacen de la improvisación y has definido, de cierto modo, a Ihä cómo un camino de explorar tu introspección ¿Hasta qué punto tus estados anímicos marcan/influyen tu música?

Es una buena pregunta. Mi primer impulso sería decir que más que reflejar mis estados anímicos, mi música tiende a ser un reflejo de quien soy, de mi personalidad, en cierta medida. Tiendo a ser una persona contemplativa y más bien callada, y creo que mi música captura algo de ese detenimiento y silencio en mi forma de ser. Pero en retrospectiva, más allá de ese carácter introspectivo, también percibo muy claramente en mi música distintas atmósferas interiores (no sé si les llamaría tan específicamente estados anímicos; son algo más amplio que eso) que puedo situar temporalmente. En otras palabras, también hay algunas huellas de períodos específicos de mi vida que quedaron inscritas en mi música. Hay en el inicio un ímpetu más caótico, después una cierta melancolía profunda y luego, ya más recientemente, una calma indisoluble. Esta música soy yo en distintos momentos

¿Cómo le explicarías/definirías tu música a una persona sorda de nacimiento?

Desde el principio he asociado mi música a las pinturas más abstractas de J.M.W. Turner. Tal vez esa sea una buena referencia para comenzar, aunque viene sólo desde mi percepción como un oyente más. Más allá de lo visual, y desde una posición más personal, mi música siempre ha conformado un refugio para mí, un refugio en medio de las ruinas. A veces ese refugio era un lugar de desconsuelo y catarsis. Hoy busco que sea un espacio cálido y nebuloso, un lugar de calma. Espero que lo sea para otras personas también, pero no puedo hablar más allá de mi propia experiencia.

Vi que eres fan de Jandek, y sentí algo de su “vibra” en tus primeros trabajos. Además de él, ¿te sientes o notas alguna influencia de otros compositores o bandas?

Sí, Jandek fue una gran influencia en los primeros días de Ihä, no tanto en términos de sonido, sino más bien en cuanto a actitud. La lógica de tener un proyecto anónimo, que no obedeciera ninguna regla y que sin embargo alcanzara tal longevidad me marcó bastante en el inicio. Esa determinación y seguridad inalienables con respecto a las ideas propias y, a la vez, la indiferencia radical frente a su posible recepción son elementos cruciales que recogí de Jandek y me impulsaron a dar el salto al vacío sin miedo.


Respondiendo tu pregunta, sí, hay una constelación de influencias que resuenan, de algún u otro modo, en mi música. Dentro de ella, hay un trío fundamental: Aidan Baker, William Basinski y Roy Montgomery. También son absolutamente cruciales Pocahaunted y Violeta Parra. Hay algunos otros un poco más atrás, como Terry Riley, Popol Vuh o Cluster. Y de a poco con el tiempo han ido entrando a mi radar más artistas que, aunque no siempre entran en juego tan directamente como influencias sonoras, se han vuelto referentes más o menos estables, como Philip Glass, Joanna Brouk, Laurie Spiegel, Alice Coltrane, Ellen Arkbro, Kali Malone o Sarah Davachi.


Dándole una vuelta, también creo que a medida que he ganado confianza, las influencias se han ido volviendo menos preponderantes, menos evidentes en mi sonido. He llegado a un punto en que felizmente tengo una idea muy clara de cómo quiero sonar; tengo un lenguaje que me acomoda y que siento propio.

Desde el inicio de la pandemia ¿has podido conversar con otros músicos? ¿Qué has podido notar? ¿Cuáles son las impresiones de cómo los ha afectado la cuarentena, con la imposibilidad de juntarse a ensayar y tocar en vivo?

A mí, como soy solista y de todos modos no toco en vivo muy seguido, no me ha afectado mucho la pandemia en cuanto al ejercicio creativo; he seguido creando del modo usual. No suelo hablar mucho con otras personas que se dediquen a esto, y con las pocas que sí hablo en su mayoría son solistas también, así que tampoco han sufrido disrupciones mayores a causa de la pandemia. Creo que no soy la persona más indicada para responder esto.

En lo personal, ¿cómo has sobrellevado la cuarentena? ¿Los tiempos muertos los has ocupado con música, libros, películas o has desarrollado algún pasatiempo?

He tenido un montón de micro-obsesiones durante la pandemia, que van desde lo más prosaico (arreglos de carpintería, series de televisión, programas británicos, etc.), hasta lo más denso (maratones de conferencias y charlas de filosofía disponibles en YouTube –especialmente de Slavoj Žižek–). Y para qué decir la cantidad de música que he escuchado el último año, aunque eso no es exclusivo de la cuarentena. Lo mismo con los libros; siempre tengo algo a medio leer. La verdad, creo que la mayor parte del tiempo tiendo a dedicarla a aprender, de algún u otro modo. No ha sido muy diferente durante la pandemia.

¿Eres coleccionista de música? ¿Prefieres algún formato en especial? ¿De qué banda o solista eres un “completista”?

Sí, colecciono música. Mi formato favorito es el casete. Me gusta su sonido cálido y su portabilidad. También creo que su precariedad me causa afecto. No llego al extremo de ser completista, pero de quienes más cosas tengo son Los Jaivas y Aidan Baker (y sus distintos proyectos). También tengo harto material de The Ganjas, Cluster, A Full Cosmic Sound y Iron Maiden.

¿Tienes alguna esperanza depositada en el proceso constituyente? ¿Te despierta algún temor, el que esto sea solamente el reforzamiento del sistema?

Tengo sentimientos encontrados al respecto. Por un lado, era algo absolutamente imprescindible, es obvio, y en ese sentido una parte de mí (que tiende a ser más bien pequeña) guarda una ínfima cuota de esperanza. Aquí trato de recordarme a mí mismo, desde una cierta ingenuidad idealista, la importancia del proceso en sí; que aunque la constitución termine siendo exactamente la misma, letra por letra, el hecho de que el proceso en sí sea democrático ya nos dejaría a años luz de la inercia actual.

Pero por otra parte, y ya desde el escepticismo realista más profundo, también estoy muy atravesado por la desesperanza absoluta, porque en realidad sí quiero que las cosas cambien (¿quién no?); no es sólo el proceso lo que importa. Pero la lógica de individualismo nutrida por este status quo miserable ha permeado a un nivel que la gente tiende a subestimar, y temo que eso se traduzca en una constitución que, como bien dices, simplemente termine reproduciendo el sistema sin siquiera darse cuenta de ello. A veces no sé si se dimensiona hasta dónde llegan las raíces corrosivas del capitalismo. No hay garantías de nada; ni siquiera las militancias de izquierda dan alguna seguridad en este sentido (sobre todo cuando aparecen semillas cáusticas de clientelismo o populismo). Porque el asunto incluso va más allá del sistema económico (hace tiempo que el capitalismo dejó de ser sólo eso); a la raíz de ese sistema hay un modelo de sociedad cuya desarticulación es más difícil de lo que parece, y exige un esfuerzo no sólo a nivel institucional y político, sino ya a nivel de la construcción de nuestras subjetividades. Pero no sé hasta qué punto la gente esté dispuesta a hacer esa pelea, que es crucial, y que va más allá de la redacción de una nueva constitución.




Al interpretar tu música en un instrumento ¿te sientes más cómodo actuando en vivo o prefieres más el estudio? ¿En cuál de esos dos ámbitos te sientes más cómodo?

Es complejo. De partida, y siendo muy honesto, tocar en vivo me resulta en extremo difícil, simplemente por mi personalidad. Toda la experiencia de tocar en vivo es emocionalmente extenuante para mí. Creo que en buena parte se debe a que crear en vivo (porque –lo digo de paso–, aunque a veces tengo alguna noción vaga de lo que voy a tocar, todo lo que hago en vivo es improvisado) es exponerse uno mismo de un modo muy personal, o al menos en mi caso es así.


También creo que hay preconcepciones sobre lo que debe ser la música en vivo con las que no me siento cómodo. En realidad, ciertas preconcepciones sobre lo que debe ser la música en general. Se espera que la música llene los espacios. Yo no busco eso. Yo quiero que mi música sea el espacio. Entonces, tiende a producirse un choque entre lo que la gente espera y el hilo de sonido que yo busco entramar. Aunque debo admitir que en los últimos años empecé a disfrutar esa tensión, e incluso he aprendido a jugar con ella.


Aun así, en el estudio –o mejor: en mi casa, para no dar ilusiones de profesionalismo– tengo más herramientas con las que trabajar, lo que se ha vuelto crecientemente importante en mi sonido. Además, creo que mi música se da mejor en ambientes de calma, no en la efervescencia de la bohemia, con la que nunca he simpatizado mucho.

¿Cómo es tu relación con los sellos y medios/prensa independientes (locales)? Te lo consulto ya que generalmente la atención de ellos está en otro tipo de sonidos y artistas. ¿Qué crees que le falta o sientes que están al debe? Después de diez de años de carrera ¿cuál sería tu balance?

Los escasos vínculos que tengo con sellos y medios son bastante amenos. En términos locales, me he sentido muy bien recibido por los sellos ETCS Records y Medio Oriente, que han sido súper generosos en el trabajo conjunto, tanto en términos de lanzamientos como en la organización de eventos y apoyo en general. La Productora Mutante también me ha apoyado, súper desinteresadamente. Y medios locales como Rockaxis, Expectador, Epifanía Subterránea o Sonidos Ocultos han mostrado un interés que no esperaba en mi música, lo cual se agradece infinitamente. Y no me complica que casi no se le preste atención a este tipo de sonidos; no busco atención, prefiero el interés espontáneo y genuino.


Pienso que hay hartos sellos y medios haciendo cosas interesantes. Obvio que muchos han quedado en el camino en estos diez años, pero también han surgido nuevos espacios por montones. El proceso de destrucción creadora, si quisiéramos evocar a Schumpeter, supongo. Creo que lo único que falta es más colaboración entre esas distintas instancias. A veces se vuelve todo demasiado sectario y creo que, más allá de géneros específicos, el mundo de la música subterránea en Chile es demasiado pequeño como para darnos ese lujo, además de la pobreza que significa de por sí ese enclaustramiento. Ojalá hubiera más entrecruzamientos.

Sabemos que formas parte del dúo de improvisación Yaca. ¿Qué parte de lo que has aprendido en ihä aplicas en Yaca, y viceversa? ¿Tienes otros proyectos paralelos?

Lo clave en Yaca es el diálogo automático que se da entre Rodrigo (la otra mitad del dúo) y yo. Y en ese diálogo pienso que se da una tensión entretenida. El mundo de la improvisación libre está marcado por el cambio permanente, la construcción colectiva en continuo devenir, nunca estática. Y en contraste, lo que suelo hacer yo en Ihä está marcado por la repetición y la creación paulatina de atmósferas. Creo que eso es lo que aporto yo al diálogo en Yaca, y al mismo tiempo los elementos más rupturistas que introduce Rodrigo me permiten a mí explorar otros códigos con los que tal vez no estoy tan familiarizado. No sé si esa deriva sea algo que haya aplicado en Ihä a partir de lo que hemos hecho en Yaca, al menos conscientemente. Pero sin duda la experiencia en Yaca sido muy, muy enriquecedora para mí en términos musicales.


Tengo varios proyectos más, pero por ahora creo que sólo es preciso mencionar a Huillín, un dúo que formamos en 2018 con mi amigo Simón Palacios (El Ruidoso Imperio del Egoísmo). El año pasado publicamos nuestro primer disco, “I”, que ensamblé sobre la base de registros de sesiones de improvisación. Es un sonido distinto al de Ihä y Yaca, mucho más cercano a la psicodelia, al krautrock y al noise rock, aunque conserva ciertos elementos, como las atmósferas envolventes y la repetición. Pueden escuchar nuestro material en Bandcamp (huillin.bandcamp.com).

El arte de tus discos, ¿bajo qué criterios los escoges? Algunos de ellos son collages de tu autoría como los de “Estructuras de aire, colonias de soplo”, “Absorto”, “Lof” o intervenciones de fotos y obras de otros autores. ¿Qué te lleva a asociar una imagen, pintura o collage con tu música?

Siempre, desde el inicio, he interpretado muy visualmente mi música, así que hacer ese puente nunca me ha complicado. Al mismo tiempo, es algo que no puedo poner en palabras; simplemente puedo reconocer cuando una imagen interactúa bien con la música. Puede deberse a gestos minúsculos, tal vez una paleta de colores, una cierta atmósfera, o algún concepto que tengan en común.

Has hecho colaboraciones con Orquesta Pandroginia, Asunción, el diAblo es un magnífico. Soñando o en un mundo paralelo, ¿con qué artista te gustaría hacer un disco?

Hay muchos proyectos con los que me gustaría publicar algo en conjunto si se diera la ocasión: Luciernaga, Juan Manuel Patricio, Último Día de Verano, Marea Idria, Dimensión 11, The Mugris, Kamila Govorčin, desvía, Eco, etc. Felizmente, con varios de ellos ya ha estado el tema sobre la mesa, así que veremos qué pasa en el futuro. Es una alegría conocer a personas tan infinitamente talentosas; ni siquiera es necesario pensar en otros mundos.

¿Qué te gustaría que dijera tu epitafio?

Creo que me es tan irrelevante que nunca le he dado una vuelta. Me tiene sin cuidado. No tengo pretensiones post mortem.

Cuando comenzaste con este proyecto, ¿pensaste llegar a cumplir la década? ¿Te ves más allá de otros diez años con él o haciendo música?

Aquí mi respuesta es el cliché habitual: “nunca pensé que llegaría hasta aquí”. No porque pensara en ese entonces que el proyecto sería de corto vuelo o algo por el estilo, sino porque Ihä comenzó sin rumbo (y sigue sin tenerlo), simplemente a partir de un impulso creativo irrefrenable. En este sentido, nunca le he visto un futuro a Ihä, porque nunca he proyectado más allá del presente. De cierta forma –y esto lo pienso aquí, a la pasada–, resulta incluso absurdo llamarle “proyecto” a Ihä, porque no hay proyecto aquí, no hay una meta. Esto, esta música, esta búsqueda, soy simplemente yo. Ihä es fruto espontáneo de lo que soy. Y aunque mucho de lo que soy ha cambiado en esta década, mi impulso creativo sigue intacto.


Siendo totalmente honesto –y lo que voy a decir es una certeza que sólo he adquirido paulatinamente en el transcurso de esta década–, creo que Ihä existirá hasta el fin de mis días. Pero aún en ese futuro me es imposible divisar algo claro, y he aprendido a disfrutar eso, la incertidumbre de un porvenir nebuloso. Sólo sé que seguiré haciendo música siempre, en algún u otro código. Esa certeza me emociona profundamente.

¿Qué es lo más difícil de mantener a flote un proyecto independiente y de las características de Ihä, y cuáles son sus satisfacciones?

En este trayecto hubo momentos en que me frustró descubrir que la gente no ama la música tanto como yo o, más bien, del mismo modo que yo. Mi amor por la música significa que escucho música nueva constantemente, que me sumerjo en las discografías de los proyectos que me gustan, que sé un poco sobre el contexto en que se grabaron los discos, en que surgieron los proyectos, que conozco los lazos entre distintos proyectos, que trato de entender las escenas particulares, de ir a ver en vivo a los proyectos que me gustan, de comprar su música y de darla a conocer entre mis amistades. Hubo instantes a lo largo de esta década en que sentí frustración por el hecho de que la mayoría de la gente no vive la música así, y esto ni siquiera considerando a mi proyecto en particular, sino en términos comunitarios. Por ejemplo, me resultaba doloroso ver cuando proyectos de una calidad musical impresionante eran recibidos por una audiencia escuálida sin respeto por lo que hay en juego en esto.


Pero como te decía, es una sensación que quedó en el pasado. No sé si llamarlo resignación; es más bien una tranquilidad frente a lo que hago. En algún punto dejó de importarme lo que significaba esto para el resto y empecé a concentrarme en lo mucho que significa para mí. Y creo que la satisfacción va de la mano justamente de esta libertad para crear desde la calma, no sólo por lo gratificante de desarrollar un lenguaje propio, como te decía antes, sino también por la alegría que me produce el interés espontáneo de la gente por lo que hago. Como dice el epitafio de Nikos Kazantzakis (y con este epitafio aprovecho de compensar mi no-respuesta): No espero nada. No temo nada. Soy libre.

Por último, ¿dónde podemos escuchar y adquirir la música de Ihä?

Todo lo que he publicado está disponible en mi Bandcamp (ihaihaiha.bandcamp.com) y recientemente se empezó a subir mi catálogo completo al canal de YouTube del sello Diseminación. Para adquirir copias físicas en Chile, lo más fácil es que me contacten directamente a través de Instagram o Facebook (@iha.cl). También tengo un sitio web (www.perdido.cl), por si quisieran revisarlo. Muchas gracias por el espacio y por el interés, Ricardo.



RESEÑA

REDESCUBRIENDO EL TIEMPO PERDIDO

La música de Ihä tiene el poder de detener, frenar el tiempo, es una invitación a ser conscientes del segundo que cruzamos y experimentarlo en toda su fragilidad, que se va difuminando como los drones y acoples que van desapareciendo en nuestros oídos.

Al lento circular de su música, imágenes y recuerdos personales, van siendo exhibidos como pinturas mentales de tiempos pretéritos, que son revividos y recuperados para poder ser reescritos con calma y distancia.

No debe de ser casual, que el título que compila su obra tome prestado el nombre de una novela de Marcel Proust " En busca del tiempo perdido". Ihä, transmite de forma inconsciente o espontánea una atemporalidad, su música no es pasado, ni presente. Forma parte del ciclo en sí.

Con una década de trabajo, el nombre de Ihä, construye una discografía para muchos "imperceptible", como el silencioso paso del tiempo, pero esta ahí dejando huellas de su inexorable paso. Para cerrar me quedo con una frase de Ignacio, responsable de la obra de Ihä, Se espera que la música llene espacios. Yo no quiero eso. Su deseo es logrado, la música de Ihä, es el tiempo y el espacio en donde oyente y obra están invitados a unirse.




bandcamp iha
https://ihaihaiha.bandcamp.com/



rr.ss. iha 

https://www.instagram.com/iha.cl/?hl=es-la


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